La Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Puertorriqueña, integrada por los obispos de la Iglesia Católica en la Isla, emitieron este lunes una declaración conjunta en la que repudiaron la reciente determinación del Tribunal Supremo de los Estados Unidos de avalar el matrimonio entre personas del mismo sexo y afirmaron que no oficiarán estas bodas en sus templos.

“La decisión judicial anunciada por una mayoría de jueces del Tribunal Supremo de Estados Unidos es errónea, porque la redefine y tergiversa su finalidad y su destino. El matrimonio entre personas del mismo sexo destruye la riqueza de la complementariedad de los sexos y priva a la prole de la figura paterna o materna”, establece el grupo, encabezado por el arzobispo de San Juan, Roberto González Nieves.

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Añadieron que “es necesario aclarar que esta lamentable decisión judicial, aunque aplicable al gobierno del Estado Libre Asociado de Puerto Rico, no aplica a las iglesias, ni a las confesiones religiosas. Por consiguiente, la Iglesia Católica seguirá afirmando y sosteniendo nuestra doctrina y práctica pastoral sobre el matrimonio entre hombre y mujer”.

Los religiosos recordaron, además, que como iglesia les corresponder proteger a la familia tradicional, “no debilitarla ni redefinirla”.

“Lamentamos que, por la naturaleza colonial de nuestra relación político-jurídica con los Estados Unidos, la decisión de su máximo foro judicial sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo, sea aplicable en Puerto Rico. Dicha decisión es claramente contraria a los valores de la inmensa mayoría de nuestro pueblo, el cual, mediante un ejercicio democrático, legisló para reconocer únicamente el matrimonio entre un hombre y una mujer”, sostuvieron.

Aunque no están de acuerdo con la determinación, los obispos solicitaron a los feligreses que no caigan en la tentación de criticar a aquellos que creen en el matrimonio entre parejas del mismo sexo.

“La verdad sin caridad se debilita y el argumento sin misericordia es despiadado”, afirmaron en la declaración escrita.

Añadieron que “en situaciones como ésta estamos llamados como cristianos y cristianas a orar, a proclamar la verdad del matrimonio y de la familia, a catequizar, a educar en la fe y a procurar que nuestra generación y las futuras afirmen siempre esta verdad fundamentada en el designio del Creador”.

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