El Instituto del Desarrollo de la Juventud, (IDJ por sus siglas) presentó el estudio “Los efectos del COVID-19 en la seguridad económica de la niñez y familias en Puerto Rico: Vulnerabilidades, proyecciones y recomendaciones” donde se anticipa que unas 244,000 personas, incluyendo a 43,000 niños, podrían llegar a niveles de pobreza.

Gana paso la pobreza

El estudio reflejó que esta crisis podría aumentar la tasa de pobreza infantil hasta 8 puntos porcentuales, de 58% a 65%, en un periodo de tan sólo 4 meses si las ayudas federales y estatales no llegan a estas familias, según un comunicado del estudio.

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“La pandemia del COVID-19 llegó al país en un ambiente ya de por sí golpeado y vulnerable. Además de las vulnerabilidades que enfrentaba el país, las familias con niños que viven bajo el nivel de pobreza tienen unas características que en general las ubican en desventaja al enfrentar una crisis. Estas características incluyen: bajos ingresos y niveles de empleo, participación alta en industrias cerradas, condiciones de salud, hogares monoparentales, y acceso limitado a la tecnología, entre otros factores”, destacó la doctora María Enchautegui, directora de Investigación y Política Pública del IDJ.

El estudio ofrece un escenario de las consecuencias que tendrá la pandemia en estas familias si no tienen acceso a recursos económicos de manera prioritaria, al igual que se presenta recomendaciones para mitigar los efectos de la pandemia a corto y largo plazo, añadió Amanda Rivera Flores, Directora Ejecutiva de la organización.

Según se desprende del estudio, las ayudas estatales y federales, pueden ayudar a reducir la pobreza de forma temporera, si las mismas llegan a tiempo a las familias que las necesitan. En el mismo, se incluyen simulaciones de los impactos del COVID-19 en la pobreza y cómo cambiaría con las ayudas esperadas, las cuales se estiman entre $5.4 a $5.9 mil millones. “Los efectos inmediatos del COVID-19 en la pobreza son enormes, pero se pueden reducir si las ayudas llegan a tiempo y si los trabajadores se pueden reinsertar en la economía en un período de 4 a 6 meses”, indicó la Dra. Enchautegui.

También se presentan las políticas públicas estatales y federales adoptadas para ayudar a estabilizar los ingresos de las familias y los aspectos que quedan sin atenderse aún con los millones de dólares asignados a combatir la crisis. Sin embargo, el estudio concluye que, si no se toman medidas a largo plazo para reducir la pobreza infantil, se regresaría a los mismos niveles “usuales” de pobreza infantil, o un 58% o tal vez mayores, tras concluir la pandemia.

Antes del COVID-19 el IDJ había estimado que mantener la tasa de 58% de pobreza infantil le costaba a la economía de Puerto Rico $4.4 mil millones anuales, o lo que se traduce al 4.3% del producto nacional.

Recomendaciones a corto plazo:

a. Políticas de Fortalecimiento Económico: Promover el empleo y fortalecer la seguridad económica de las familias con niños por medio de diversas alternativas, entre las cuales figuran: programas de Crédito por Trabajo Estatal, Crédito Contributivo por Hijos, Créditos para patronos, ayudas económicas para familias y universitarios, entre otras. Así mismo, se hace indispensable facilitar centros de cuido para los niños de trabajadores que le permitan regresar a sus empleos.

b. Políticas de Seguridad Alimentaria: Garantizar acceso a ayudas alimentarias por medio del Pandemic EBT, la agilización de desembolsos del Programa WIC y asegurar acceso a fondos del PAN para las familias que viven cerca o bajo los niveles de pobreza, según parámetros federales;

c. Reducción de la brecha digital: Allegar recursos para viabilizar acceso a la internet que viabilice continuidad en la educación y capacitación, así como poder agilizar la compra de tabletas portátiles para facilitar la educación en línea a familias con mayor necesidad;

d. Optimización del funcionamiento gubernamental: El Estado debe mejorar la prestación de servicios y la protección de sus ciudadanos, respondiendo a las necesidades de familias con niños, y uniformando la educación a distancia en niveles K-12.

Recomendaciones a largo plazo:

a. El fortalecimiento de sistemas de cuido y niñez temprana;

b. Desarrollo de programas de adiestramiento laboral enfocado en sectores de la economía en crecimiento y que prioricen a jóvenes, así como a padres/madres de familia;

c. Implantar programas de créditos contributivos a negocios que ofrezcan primeras oportunidades laborales a jóvenes y/o a personas con dependientes menores de 18 años;

d. Robustecer el sistema de apoyo social y económico gubernamental.