Una mañana mientras revisaba las redes sociales leí un corto escrito; El coronavirus visto desde el Budismo.

En el mismo un joven le preguntaba a un maestro budista sobre por qué Dios permitía algo tan malo como una pandemia.

El sabio le contestó: “El coronavirus no es malo. Tampoco es bueno. Es necesario, que es diferente. No existe nada malo para el universo”.

Pensé entonces que los huracanes son quizás necesarios en la limpieza y balance de la naturaleza. Que los temblores ocurren como parte de un proceso normal de un planeta vivo y que las enfermedades siempre han estado ahí a través de la historia.

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Entonces me di cuenta que en medio de la adversidad surgen personas que, sin reconocimiento, popularidad y mucho menos oportunismo, entregan el alma para ayudar a los desaventajados.

Joy Santiago Avilés es uno de ellos. La gente lo conoció como el enfermero que fue despedido en medio de una crisis de salubridad y que no tuvo más remedio que irse de Puerto Rico para ganarse el sustento.

Cuando vi la noticia me entristecí y me cuestioné que cómo era posible que un soldado de primera línea de batalla contra el COVID-19 se nos fuera de esa manera. Joy es uno de miles de profesionales que han tenido que emigrar por múltiples razones.

Tuve preocupación por el joven enfermero de Carolina porque sabía que entraría a un campo de batalla feroz donde el sistema de salud enfrentaba serias fallas. A los veinte días de estar allí Joy convalecía “solo”, de un coronavirus que casi lo mata.

La ayuda llegó de otros dos ángeles puertorriqueños que, sin conocerlo, le dieron la mano. Ya en proceso de recuperación Joy asegura que culminará su contrato y que regresará a la Isla para seguir sirviendo.

Entonces Primera Hora publica un excelente artículo de Carlos González sobre Ángel “Cachorro” Santiago del Valle. Para los más jóvenes que no lo conocen Cachorro fue un excelente jugador del Baloncesto Superior Nacional. Jugó 23 temporadas con Santurce, Río Piedras, Ponce, Guayama, Guaynabo y Aibonito. Participó con la Selección Nacional en Centroamericanos, Panamericanos y Mundiales.

Detrás de ese imponente físico hay un alma muy noble. A los cincuenta años el llamado “orgullo del Caserío” se hizo enfermero y dedica su corazón a trabajar con personas con enfermedades catastróficas.

Giovanni Roberto es uno de “esos pelús” de la UPI. Hoy es reconocido como el joven que fue arrestado durante la pasada manifestación denominada “Comida para los pobres” en reclamo a la apertura de los comedores escolares.

Giovanni trabaja desde hace años en la fundación Comedores Sociales de Puerto Rico entidad dedicada a “erradicar el hambre en Puerto Rico por medio de iniciativas que buscan impactar los sectores mas vulnerables de la sociedad”. ¡Comida para los pobres! fue su reclamo al momento del absurdo arresto en la llamada Caravana por la vida.

Las crisis de los pasados años ha dejado al descubierto la grandeza de este pueblo, los héroes anónimos que han dedicado toda su vida a ayudar al prójimo en respuesta a un sistema fallido, el corazón noble de quienes siguen en la calle arriesgándose para que podamos enfrentar la adversidad. Son la respuesta ante la falta de coherencia, el pillaje, el oportunismo y la ineptitud de unos pocos.

Mayo nos sorprendió con nuevos temblores en el sur y también con más héroes llenos de amor.

Ya lo dijo el maestro budista, “ Si te decidiste por el amor pasarás la prueba que la vida te está presentando, y ya no necesitarás volver a sufrir más“.