La situación de algunos cantantes mexicanos llamados narco raperos, o de otros cantantes de narco corridos, son los que están en la mirilla del Gobierno federal por la utilización de las ganancias de sus conciertos en Estados Unidos para entregarles a grupos identificados como narcotraficantes y lavarles el dinero obtenido con la venta de drogas, especialmente fentanilo.

Esta semana el cantante Gerardo Ortiz, quien nació en California y ha hecho duetos con algunos artistas, se declaró culpable de recibir dinero del narcotráfico. De hecho, se convirtió en testigo del pueblo contra su manejador. Su compañía de discos DEL Records estaba en la mirilla del Gobierno federal, especialmente con el lavado del dinero de sus conciertos. Se alega que le entregaba el 50 % de las ganancias a su manejador, José Ángel Del Villar, quien fue declarado culpable después de dos semanas de juicio en California. Precisamente, el testimonio más contundente fue el de Gerardo. Fue el testigo y “entregó” a su manejador para poder seguir trabajando; o sea, testigo del pueblo en contra del que lo ayudó a llegar y a pegar desde el 2018. Ujummm.

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La propiedades de toda la gente que Gerardo choteó fueron confiscadas por el Gobierno de Estados Unidos y, obviamente, le quitaron las visas.

Gerardo podrá seguir con su carrera, pero ante esta situación tendrá que andar con seguridad las 24 horas. Ummmmm.

Otro de los llamados narco raperos, Ricardo Hernández Medrano, conocido como El Makabelico, fue acusado de trabajar para el Cartel del Noroeste y otros carteles mexicanos. Junto a este arrestaron a seis personas, todas relacionadas con la utilización del dinero de los conciertos para lavarlo.

O sea, compraban los boletos con lo del narcotráfico, aparecía todo vendido y, por el otro lado, aparecían como ganancias del concierto. Regalaron los boletos a gente de su entorno o a gente de sus gangas que no pagaban ni un chavo. Así lavaban millones.

Con los arrestos de estos dos cantantes el Gobierno de Estados Unidos envía un mensaje contundente a otros artistas que hacen lo mismo y se venden como “dulces y divinos”.

Esto es la punta del iceberg. Con las advertencias de la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, de eliminar las canciones que incitan a la violencia contra las mujeres, el doble sentido, las que apelan al maleanteo y ponen a los narcos como dioses, pues ya verá. Por lo menos en radio ya las han quitado.

Solo es cuestión de esperar. A cada lechón le llega su nochebuena. Ya verán.

¿Qué pasó con Shalimar?

Cuando se hizo el seminario y premiación de la Música Urbana hace algunas semanas, en Isla Verde, se comentó que Shalimar Rivera sería una de las animadoras de un segmento en el reality “Objetivo Fama”. De hecho, ella animó la alfombra esa noche y todo el mundo habló bien de la fluidez en las entrevistas y que sabía lo que tenía que decir, evitando tener que leer las tarjetas. ¿Y?

Comenzó el programa y no vimos a Shalimar en nada. Si le preguntan a la gente de producción, nadie sabe nada.

¿Qué paso? Umm... Ya nos enteraremos.

Que hablen lo que quieran

Cuando Cazzu lanzó “No te deseo el mal”, dijimos que el apoyo le había ido tan bien que no dudamos que siguiera con canciones de despecho y fuera la nueva Paquita la del Barrio.

El triángulo amoroso de Christian Nodal, Ángela Aguilar y Cazzu le está dando frutos a la argentina.

Dicho y hecho: su nuevo sencillo es “Hablen lo que quieran”, en el mismo tono que el anterior. Barre el piso con Nodal y de Ángela Aguilar dice que cada día se busca más enemigos. Esta canción es una bachata y, entre otras cosas, le reclama a Nodal que él decía que ella era su vida, pero no era así. La letra le dice claramente que dejen de contar una historia que no es real, pues la verdad la sabe ella.

Mientras Cazzu vende discos, Ángela sigue con su rol de niña mimada de los Aguilar y ya está crecidita para eso.