El nutricionista-dietista de Puerto Rico, al igual que el resto de la población, no está exento de los escollos y virtudes que la vida cotidiana trae consigo mismo. Todos nosotros, incluyéndote a ti, lector, somos parte esencial. Nuestra presencia en este tiempo no es mera casualidad. El autor G. Michael Hopf, militar y escritor, nos deleita con esta frase: “Tiempos difíciles crean personas fuertes, personas fuertes crean tiempos fáciles, tiempos fáciles crean personas débiles, personas débiles crean tiempos difíciles”. Es evidente que enfrentamos tiempos difíciles, por lo que meditar, reflexionar y establecer planes de acción que provoquen cambios es indispensable.

El nutricionista-dietista es un profesional que tiene las competencias para poder escudriñar las realidades nutricionales del puertorriqueño e incidir en sus vidas, a medida que se le permita. Entrelazando conocimientos altamente científicos con la practicidad de la vida cotidiana, provoca un mejoramiento pleno de sus circunstancias. Estos deberes y responsabilidades están engranados en nuestro código de ética, que estipula los siguientes puntos:

  1. Se conduce con honestidad, integridad, equidad, imparcialidad, lealtad y justicia.
  2. Acepta la obligación de proteger al público.
  3. Ejercerá sus funciones profesionales, dando prioridad a la salud y seguridad de su cliente.
  4. Servirá por el bien común, anteponiendo este al lucro o ventaja personal.
  5. Tratará a los clientes/público con respeto y consideración.

Por otro lado, el profesional de Nutrición y Dietética de Puerto Rico no tiene límite ni fin, a medida que las ciencias evolucionan y la humanidad trasciende, la profesión y el profesional que la ejecuta se moverán en conjunto.

Las oportunidades de la profesión son alentadoras y prometen expandir las limitaciones actuales, por lo que la evolución de la profesión se fundamenta en la creatividad del profesional que la ejerce. En la medida en que haya seres humanos, alimentos y animales, nuestra existencia y propósito son indispensables. Al presente, el contexto alimentario del país se concentra entre el hambre, el acceso a los alimentos y las enfermedades estimuladas por oscilación nutricional.

El nutricionista-dietista de Puerto Rico se fundamenta en la Ley Núm. 82 de 31 de mayo de 1972, según enmendada. Esta refleja los deberes y responsabilidades, facultando a “este profesional a evaluar y velar por el estado nutricional de sus pacientes. A su vez, prescribir alimentación adecuada en condiciones óptimas de salud y en enfermedad, de acuerdo con el diagnóstico médico, es de suma importancia a base de la obligación del Estado de velar por la salud de nuestro pueblo”.

Sirviendo al placer del colegiado.

Dr. Christian Rivera Medina

Presidente del Colegio de Nutricionistas y Dietistas de Puerto Rico