Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la obesidad y el sobrepeso se definen como una acumulación excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud. Estos han alcanzado proporciones epidémicas, donde las tasas de obesidad casi se han triplicado desde 1975, afectando a personas de todas las edades y grupos sociales.

Este gran problema deja de ser una preocupación física, ya que se asocia con distintas enfermedades crónicas como trastornos metabólicos, diabetes tipo 2 y enfermedades cardiovasculares, entre otras. Para afrontar dicha situación, se han propuesto distintos planes de acción, con el fin de mejorar la alimentación y promover la actividad física. Esta polémica ha sido un tema importante para los nutricionistas dietistas, ya que son parte clave y fundamental de un tratamiento para el control de peso.

El abordaje de hablar sobre el tema del peso va más allá de las calorías, ya que implica un acercamiento multidisciplinario donde se combinan enfoques médicos y conductuales para lograr resultados sostenibles. Desde el punto de vista médico, no solo se habla de medicamentos, sino también de una evaluación que identifique posibles factores que estén afectando el peso. El historial médico familiar, el uso de medicamentos y suplementos, los desequilibrios hormonales, las condiciones de salud actuales y factores genéticos son algunos componentes que podrían aportar al aumento en peso.

Por otro lado, desde el punto de vista de un nutricionista-dietista, el estilo de vida, los niveles de actividad física, posibles trastornos alimentarios, patrones de sueño y el entorno socioeconómico son otros aspectos que se evalúan para determinar elementos adicionales que contribuyen a dicho problema. Identificar y entender estos factores es una parte esencial para la planificación y el desarrollo de un tratamiento individualizado.

Las nuevas tecnologías y avances en la medicina se han integrado para ser parte de resolver y ayudar en esta epidemia. La tecnología permite implementar aplicaciones para el seguimiento y monitoreo del progreso de cada individuo. Los fármacos pueden integrarse y ser parte del tratamiento, recordando siempre que deben ser supervisados por un médico e ir de la mano con cambios en el estilo de vida. La modificación de conducta desempeña un papel fundamental en el control de peso, ya que es la base que asegura cambios a largo plazo, independientemente se haya utilizado algún fármaco en el tratamiento. Además, el apoyo psicológico es un componente esencial en este proceso. Tener un entorno de apoyo puede ser beneficioso en este proceso, ya sea con terapias individuales o a través de grupos de apoyo.

Como resumen, el tratamiento integral del peso requiere un enfoque que sea combinado y contar con un equipo multidisciplinario. Un nutricionista-dietista está capacitado para identificar y ayudar a resolver posibles factores que contribuyan de manera negativa al exceso de peso. Servir como apoyo, fomentar hábitos saludables, proveer recomendaciones nutricionales, educar sobre nutrición, y crear un plan de alimentación personalizado basado en los gustos, preferencias, estilo de vida y condiciones del individuo son una parte clave del tratamiento de control de peso.

Además, pueden determinar si es necesario el uso de suplementos o fármacos, con el propósito optimizar el tratamiento y estado nutricional del individuo. De esta manera, se pueden establecer metas reales y sostenibles, con cambios graduales que no solo promuevan la salud individual, sino que también ayuden a reducir la carga global de enfermedades crónicas asociadas al sobrepeso y la obesidad.

La autora es nutricionista dietista licenciada y miembro del Colegio de Nutricionistas y Dietistas de Puerto Rico.