Si tienes un niño o niña selectivo para comer o que, simplemente, no prueba alimentos nuevos, sigue leyendo este artículo.

El período de los andarines o toddlers, como lo conocemos, es un tiempo de cambios significativos en sus patrones de alimentación diaria.

Luego de los 12 meses es común una disminución en la cantidad de alimentos que consumen, en comparación con los que probaban mientras comenzaban la alimentación complementaria, la cual, usualmente, comienza a los 6 meses, si es que el infante cumple con una serie de signos que le permiten estar preparado o no para ese paso.

De los 12 meses a los 24 meses se espera que el infante siga probando nuevos alimentos, pero es muy común observar que decide no comer alimentos que antes sí comía y esto no significa que ese alimento ya no le guste. Básicamente, se cansa de ese alimento por un período breve y es ese el momento perfecto para ser más creativos en sus platos diariamente.

Un error constante que observo en los patrones de alimentación diaria de las familias es que dejan de exponer al niño o a la niña a esos alimentos que “dejó de comer”. Ciertamente, no es recomendable, de ninguna forma, obligarlo a comer, por lo tanto, como estrategia, podemos ofrecer alimentos saludables que sí sabemos les gusta, pero, de igual forma, podemos añadir, en ese mismo plato, un poco de ese otro alimento que hace tiempo no come.

Es importante que los siga viendo en su plato en algunas de las comidas al igual que en las comidas de sus cuidadores, pues la dieta familiar debe ser saludable, de forma que el andarín no vea que solo él recibe un tipo de comida y su familia otra.

Se recomienda comer sin distracciones (celulares, televisor u otras) y todos juntos en la mesa. Crear horarios para las comidas y las meriendas es de suma importancia para promover buenos hábitos de alimentación; esto también ayudará a crear un orden en las comidas del día.

Por otro lado, son muchos los niños y las niñas mayores de un año que no comen las cantidades adecuadas de alimentos diarios porque aún les ofrecen grandes cantidades de leche al día. Un exceso de leche de vaca puede hacer que no se absorba el hierro que comen en el día, provocando anemia; además de que permanecen más tiempo “llenos” por lo que no les da mucha hambre. Siempre debes consultar con su médico y nutricionista para conocer las cantidades máximas que tu hijo o hija pueden tomar al día en lácteos.

La autora es nutricionista dietista, miembro del Colegio de Nutricionistas y Dietistas de Puerto Rico.