La vitamina D es un nutriente que consumimos a través de algunos alimentos y es una hormona que nuestro cuerpo produce. Muy pocos alimentos contienen esta vitamina, entre ellos el atún, el salmón, las sardinas, la yema de huevo y los lácteos fortificados. La vitamina D se puede producir a través de la piel con la exposición al sol, pero depende de muchos factores como la obesidad, la cantidad y el tiempo de exposición, y el color de la piel. Por estas razones, es común la deficiencia de la vitamina D, clasificándose esta como un problema de salud a nivel mundial.

En un estudio reciente realizado en Puerto Rico con población adulta se encontró que el 72 % tenía insuficiencia, mientras que 28 % estaba deficiente en vitamina D. Aunque no hay un rango universalmente aceptado para los niveles de vitamina D en la sangre, la Sociedad de Endocrinología define como deficiencia de vitamina D un nivel menor de 20 ng/mL y añade una categoría para insuficiencia de esta vitamina por niveles entre 21-29 ng/mL. Conocemos muy bien el beneficio de la vitamina D en la formación de los huesos, la reducción del crecimiento de células cancerosas, el control de infecciones y la reducción de inflamación en el cuerpo.

La Sociedad de Endocrinología también establece que los niveles por encima de 30 ng/mL aumentan otros beneficios a la salud como la reducción de los riegos de diabetes, dato que pocos conocen. La diabetes mellitus es considerada una de las mayores causas de muerte en Puerto Rico, con una prevalencia mayor en comparación con otros estados y territorios de los Estados Unidos. Cada vez aumenta la evidencia que sugiere que el riesgo de diabetes está asociado con el estado de la vitamina D en la sangre. En una investigación científica realizada en el Recinto de Ciencias Médicas de la Universidad de Puerto Rico, donde se utilizó una muestra grande de adultos, se probó que hay una asociación entre los niveles de vitamina D en la sangre y la incidencia de diabetes. Se encontró que los niveles de vitamina D eran significativamente menores en individuos con diabetes comparados con aquellos con niveles normales de glucosa o prediabetes. Además, los investigadores establecieron que existe una correlación inversa entre el riesgo de diabetes y los niveles de vitamina D en la sangre. Es decir, que el riesgo de desarrollar diabetes en estos individuos aumentaba cuando estos tenían bajos niveles de vitamina D en la sangre.

En conclusión, los niveles bajos de vitamina D en la sangre aumentan significativamente las probabilidades de desarrollar diabetes. Dado que en Puerto Rico tenemos las más altas prevalencias de diabetes y bajos niveles de vitamina D en la sangre comparado con Estados Unidos, y que esta es una de las causas principales de muerte, es importante que los profesionales de la salud revisen regularmente el estado de la vitamina D en sus pacientes para ofrecer estrategias que puedan corregir la deficiencia de esta vitamina como es la suplementación bajo supervisión. En ocasiones, se utilizan dosis de hasta 50,000 UI a la semana. Esto puede implicar un resultado significativamente positivo en la salud de los puertorriqueños, a través de una mejor intervención y manejo de la diabetes.

La autora es nutricionista dietista y miembro del CNDPR.