Aproximadamente, 84,136 niños y adolescentes tienen asma en Puerto Rico. Es decir, uno de cada 10 niños vive con esta condición, según datos del Programa de Manejo y Control del Asma del Departamento de Salud. Esta enfermedad crónica está asociada con mayor hospitalizaciones y mortalidad. También significa más atención médica y una peor calidad de vida.

“El asma es una enfermedad inflamatoria en el pulmón. Específicamente, en el área de los bronquios. Además de la inflamación, los músculos alrededor de esa vía aérea se contraen, disminuyendo el espacio para que el aire que inhalamos y exhalamos pase. Hay diferentes factores que influyen en el desarrollo del asma: hay una predisposición genética, cuando los padres tienen asma y también está el componente alergénico. Además, hay un asma que se ve en niños obesos”, explicó la pediatra y especialista en salud ambiental Gredia Huerta Montañez.

Asimismo, la médica señaló que, desde el punto de vista epidemiológico, el asma en los niños es un problema serio de salud pública.

No obstante, en los últimos años han salido nuevos fármacos al mercado, específicamente los medicamentos biológicos, que han revolucionado el tratamiento de esta condición en su forma más grave, mostrando una alta eficacia.

La médica expuso que el proceso inflamatorio en el pulmón es extremadamente complejo. Por consiguiente, estas nuevas modalidades de tratamiento están yendo a puntos bien específicos en esos procesos inflamatorios.

“Son un número de pasos que se dan para que se produzca ese detonante del ataque de asma. En esos pasos, van ocurriendo unos procesos a nivel molecular dentro y fuera de la célula del pulmón. A medida que los científicos han ido identificando cuáles son esos procesos dentro de esa cascada inflamatoria, han podido crear medicamentos que atacan específicamente los pasos particulares de esa cascada inflamatoria”, sostuvo Huerta Montañez.

A diferencia de los medicamentos de rescate, que se utilizan cuando los pacientes ya tienen los síntomas del asma, los biológicos interfieren en esa cascada inflamatoria para que la persona no llegue al proceso final que son los síntomas. Por lo tanto, los biológicos previenen que todo el proceso inflamatorio suceda y previene los síntomas.

Los medicamentos biológicos también se conocen como medicina personalizada.

“Tú conoces las características del paciente, qué le está produciendo el asma y si hay un componente genético o alergénico, y conociendo bien a ese paciente, de una manera personalizada, podemos determinar si hay mejores opciones para controlar el asma”, dijo Huerta Montañez.

Huertas añadió que, con los medicamentos biológicos, ha visto a niños con asma severa mejorar drásticamente. “Es fascinante lo que está pasando en la medicina en general”.

De acuerdo con el Instituto Nacional de Investigación del Genoma Humano (NHGRI, en inglés), la medicina personalizada es una práctica emergente de la medicina que utiliza el perfil genético de un individuo para guiar las decisiones tomadas en relación con la prevención, el diagnóstico y el tratamiento de la enfermedad. El conocimiento del perfil genético de un paciente puede ayudar a los médicos a seleccionar la medicina o la terapia adecuada así como a administrar la dosis adecuada.

¿Cómo saber si un paciente es candidato a medicamento biológico?

Huerta Montañez expresó que, para determinar si un paciente necesita un medicamento biológico, primero hay que definir el tipo de inflamación por el fenotipo.

La Academia Americana de Alergia, Asma e Inmunología (AAAAI, en inglés) expone en su página de internet que, durante años, los especialistas en alergias pensaban que todos los tipos de asma eran iguales y utilizaban tratamiento similares en todos los pacientes asmáticos. No obstante, en fechas recientes, los médicos han descubierto que esto no es así.

“Existen diferencias en los tipos de inflamaciones subyacentes observadas en los pulmones y diferencias en las características clínicas de la enfermedad (por ejemplo, qué la desencadena) entre los pacientes que padecen de asma. Estas diferencias se llaman fenotipos”, explica el artículo.

Algunos de los fenotipos del asma son alérgicos, no alérgicos, sensible a la aspirina, grave, inducido por el ejercicio físico, neutrofílico, de obstrucción física y ocupacional.

Yo también les recomiendo a los padres que traten de llevar un diario de síntomas y anotar los medicamentos que usan porque ese diario, a largo plazo, nos da mucha información. Las clasificaciones del asma se hacen en base a los síntomas que los papás nos pueden proveer. Por ejemplo, estar atentos a síntomas nocturnos, diurnos, exacerbantes, con qué frecuencia le tiene que dar el medicamento, si tiene alergias bien severas”, recomendó la pediatra.

La lucha por mejorar la calidad de vida de los pacientes asmáticos depende de diversos factores: los avances farmacológicos, el acceso rápido a unidades especializadas y una mayor conciencia en la sociedad y en los gobernantes sobre la importancia de respirar un aire limpio. Afortunadamente, aunque queda mucho por hacer, se está avanzando hacia la dirección correcta.