La leche fresca es uno de los alimentos más completos y saludables, según han recomendado médicos y nutricionistas por décadas. Es una de las principales fuentes de calcio y vitamina D, dos nutrientes esenciales para tener huesos fuertes.

Sin embargo, en los últimos años, la preocupación por los efectos que puedan tener en la salud de niños y adultos la manera en que se cuidan las vacas y el procesamiento, así como la conciencia ambiental, han promovido que muchas personas opten por recurrir a otras leches para sustituir el producto de origen animal.

Ante esta tendencia, las nutricionistas Jennifer Suárez y Winna Rivera, reafirmaron el valor nutricional que aporta la leche a una dieta balanceada.

Esencial el calcio de la leche

“Las personas que toman leche y que les cae bien tienen que sentirse tranquilas porque la leche es uno de los alimentos más nutritivos y más completos que tenemos en nuestra dieta”, apuntó Rivera, en ánimo de despejar dudas y combatir mitos sobre este producto.

“Es rica en proteínas, provee carbohidratos y grasas que son indispensables en nuestra alimentación, así como vitaminas y minerales, como vitamina A, vitamina D, fósforo y magnesio”, agregó, para explicar por qué se considera un alimento tan completo.

Esos otros nutrientes son esenciales para facilitar la absorción del calcio, indispensable para la formación y el mantenimiento de los huesos, que están en constante renovación. El calcio también es necesario para que los nervios, los músculos y el corazón funcionen bien, y para la coagulación de la sangre.

Los Institutos Nacionales de la Salud de Estados Unidos (NIH, en inglés) señalan que el consumo insuficiente de calcio en el transcurso de la vida está asociado con la disminución de la densidad ósea y con fracturas frecuentes. Aún así, investigaciones apuntan a que la mayoría de las personas no toman la cantidad de calcio suficiente para mantener sus huesos fuertes y sanos.

Por otra parte, la leche de vaca tiene un alto valor de saciedad. Rivera, quien es catedrática del Programa de Nutrición de la Maestría en Salud Pública del Recinto de Ciencias Médicas de la Universidad de Puerto Rico, citó estudios que indican que los niños que toman leche tienen una mejor calidad de desayuno y tienen menor prevalencia de obesidad en comparación con los niños que no toman leche.

“El que no toma leche, quizás, necesita estar comiendo otras cosas entre comidas para poder suplir ese valor de saciedad que la leche aporta”, agregó.

Entonces, al dejar la leche, se arriesga ese valor y el suministro de nutrientes.

Otras alternativas

Ambas nutricionistas reconocen que la intolerancia a la lactosa, así como otras condiciones limitan el consumo que muchas personas pueden hacer de la leche. Además, respetan las razones por las que otras prefieren no tomar leche de vaca.

Para estas poblaciones, existen alternativas. Con mayor frecuencia, los supermercados han incluido en sus góndolas otros tipos de leche que pueden servir como alternativa a la leche de vaca. Asimismo, cada vez más, las cafeterías las están incluyendo en sus menús para acompañar el café.

Entre estas, se incluyen: de soya, de avena, de almendra, de arroz y de coco, que pueden apoyar la obtención del calcio necesario cada día. No obstante, quienes sustituyen la leche de vaca por alguna otra opción tienen que velar por incluir en su dieta los otros nutrientes, pues no están suplementados con la variedad que aporta la leche de vaca.

“Esas personas tienen que planificar mejor sus comidas para asegurarse de que, a través de los distintos alimentos, puedan obtener los nutrientes que obtenemos fácilmente en un producto de origen animal. No es imposible, pero tienen que asegurarse de que tienen las proteínas, los minerales, las vitaminas de otros alimentos”, señaló Rivera.

“Las personas que no toman leche de vaca tienen que preocuparse un poco más por alimentarse mejor que la persona que toma leche”, sostuvo.

Además, el sabor natural de algunas de estas leches no suele ser muy agradable al paladar y puede costar un poco de trabajo acostumbrarse. Por eso, muchas marcas le añaden azúcar, lo cual mina su valor nutricional, según destacó Suárez.

“Es importante verificar que estas otras leches no tengan azúcar añadida y que sean fortificadas con calcio y con vitamina D, que lo va a decir la etiqueta”, resaltó.

Suárez llamó la atención a la diferencia entre la lactosa, que es la azúcar natural de la leche de vaca y que el cuerpo puede degradar de manera efectiva para su funcionamiento, mientras que la azúcar añadida es sumamente dañina.

Toma las porciones recomendadas

La recomendación en una dieta de 2,000 calorías diarias es incluir 24 onzas de leche cada día, o tres tazas de ocho onzas. Cada porción puede ser sustituida por alimentos lácteos, como el queso o el yogur.

Las mujeres embarazadas y madres lactantes requieren una cantidad mayor de calcio a la que se obtiene de la alimentación diaria, por lo que se les sugiere tomar suplementos.

Las personas que son intolerantes a la lactosa o que no obtienen suficiente calcio de sus alimentos, también pueden recurrir a suplementos. La cantidad necesaria debe ser determinada a base de su dieta y en consulta con un médico o un nutricionista.