Pensamos en la artritis como una condición relacionada con el envejecimiento, por lo cual solemos asociarla con los adultos mayores. Sin embargo, esta se manifiesta de distintas maneras, por lo cual también puede surgir en personas jóvenes.

Tal es el caso de la artritis psoriásica. Quienes padecen de esta enfermedad rondan entre los 30 a 50 años, aunque puede comenzar en la niñez. Un tercio de las personas con psoriasis pueden desarrollarla y ataca a hombres y mujeres por igual.

El sobrepeso, padecer gravemente de psoriasis, sufrir lesiones en las articulaciones o huesos, tener alguna infección o estrés son algunos factores que podrían desatar y facilitar el desarrollo de la enfermedad. La genética es otro causante de la enfermedad, por lo cual tener un historial familiar de artritis psoriásica o de psoriasis, coloca a la persona en riesgo de desarrollarla.

¿Qué es la artritis psoriásica?

La artritis psoriásica es una enfermedad crónica autoinmune incurable que combina el dolor e inflamación de las articulaciones, los tendones y ligamentos propias de la artritis con las manchas rojizas y escamosas que ocasionan picazón en la piel y el cuero cabelludo de la psoriasis.

La inflamación puede ocurrir en todo el cuerpo y provocar daños permanentes en las articulaciones y los tejidos, por lo cual podría ser necesario realizar cirugías para reemplazar las articulaciones afectadas, esto si la enfermedad no se ataca temprano y agresivamente.

Esta enfermedad tiene unas particularidades en cómo se manifiesta. El dolor articular suele ser asimétrico, por lo que se siente en un lado del cuerpo. Si ataca los dedos de las manos o los pies, se conoce como dactilitis o dedo de salchicha, por su apariencia. Si afecta la columna, lo cual es menos común, sería una forma de espondiloartritis. Por otro lado, la entesitis es muy frecuente. Esto es cuando afecta el talón o la planta del pie.

Sintomas de la artritis psoriásica

Como en muchas enfermedades, la sintomatología puede variar de persona a persona, de acuerdo con múltiples factores, incluyendo la gravedad de la enfermedad. Sin embargo, hay unos síntomas comunes que nos pueden indicar si es posible que estemos padeciendo o no de esta condición, como los parchos escamosos e inflamados en la piel, frecuentemente en los codos, rodillas y el cuero cabelludo. Así también la rigidez, dolor e inflamación de una o más articulaciones o en un dedo de la mano o del pie.

Otros síntomas pueden ser:

  • Fatiga, cansancio o escasez de energía física
  • Sensibilidad en puntos donde se unen los ligamentos y tendones a los huesos
  • Cambios en el aspecto de las uñas
  • Inflamación ocular que genera dolor, enrojecimiento y visión borrosa, que podría provocar pérdida de visión
  • Problemas estomacales e intestinales por la inflamación del sistema digestivo
  • Dificultad respiratoria
  • Daños en los vasos sanguíneos y en el músculo cardiaco
  • Predisposición a desarrollar osteoporosis

Los síntomas pueden ser leves o muy intensos y pueden aparecer de manera repentina en forma de brote o desaparecer. Un diagnóstico temprano puede ayudar a evitar que muchos de estos síntomas no se desarrollen o no le afecten grandemente.

Diagnóstico y tratamiento

Aunque no existen exámenes de sangre dirigidos a la artritis psoriásica o a la psoriasis, se pueden realizar otras pruebas para descartar otros tipos de artritis y llegar al diagnóstico por descarte, ya sea buscando el factor reumatoideo o la presencia de anticuerpos Anti-CCP. También se le puede realizar un examen para detectar el gen HLA-B27. Las personas con problemas en la columna vertebral son más propensas a tenerlo.

La artritis psoriásica es una enfermedad que no tiene cura. Sin embargo, se pueden tratar los síntomas y aliviar sus efectos.

Entre los tratamientos que se aplican a los pacientes de esta condición están los antiinflamatorios no esteroidales. Estos reducen el dolor e inflamación de las articulaciones. Los más utilizados son el metotrexato, leflunomida y sulfasalazina. Apremilast es otro que se utiliza para atender la artritis psoriásica.

Medicamentos biológicos inyectables pueden ser muy efectivos para tratar la enfermedad en una etapa progresiva. Este tipo de medicina bloquea la proteína conocida como factor necrosis tumoral (FNT), así como otras participantes en el proceso de inflamación. Estos son efectivos tanto para las manifestaciones cutáneas de la enfermedad como para las afecciones en las articulaciones.

Si estas últimas duelen mucho, pueden tratarse con inyecciones de esteroides, si son pocas las articulaciones afectadas. Los corticoesteroides orales no son recomendados para tratar la artritis psoriásica, ya que podrían empeorar la psoriasis o interactuar con otros medicamentos.

En algunos casos, donde la articulación ha sufrido daños, una cirugía podría ser necesaria para reemplazarla.

El descanso combinado con el ejercicio puede ayudar enormemente en la condición, por lo cual la fisioterapia es una de las armas que tienen los pacientes para enfrentar la enfermedad e incrementar el movimiento articular. Así también las terapias de calor y frío.

Si sospechas estar padeciendo de artritis psoriásica, visita tu médico a la brevedad posible. Mientras más temprano se detecte, mejor será el proceso para atender la enfermedad.

Referencias:

NIH: Psoriatic Arthritis Symptoms & Diagnosis | NIAMS (nih.gov)

Arthitis Foundation: Artritis psoriásica: síntomas, diagnóstico y tratamiento | Arthritis Foundation

Medline Plus: Artritis psoriásica: MedlinePlus enciclopedia médica

Artritis psoriásica: MedlinePlus en español

National Psoriasis Foundation: What Is Psoriatic Arthritis (PsA)?: National Psoriasis Foundation

La autora es periodista colaboradora de Puerto Rico Saludable.