Es bastante conocido el efecto del ejercicio para nuestra salud física. Sin embargo, el ejercicio también ha fungido como herramienta para mejorar otras partes integrales de nuestro bienestar. Además de los propósitos estéticos que motivan a muchos a ejercitarse, también incide en la salud cardiovascular, activa el sistema inmune, mejora la capacidad cognoscitiva y protege la salud mental.

Para el entrenador físico Desmond Santiago, una de las grandes revelaciones que observa en sus clientes es que “empiezan a ajustar las expectativas cuando empiezan a entrenar”, ya que “muchos vienen con una idea del cuerpo ideal que quieren, y el tiempo que les va a tomar llegar a esa meta, pero, en el camino, empiezan a apreciar las pequeñas victorias, que, para algunas personas puede ser llevar a cabo un reto físico muy elaborado, pero, para otras, puede ser algo tan fundamental como levantarse de una silla”, sostuvo Santiago, quien se dedica al entrenamiento físico hace 28 años.

El ejercicio, a su juicio, ayuda a desarrollar la autoestima, pues “las personas que empiezan a notar resultados empiezan a sentirse capaces y empiezan a experimentar, con el tiempo, todos los beneficios que tiene la actividad física”, indicó, haciendo alusión a las personas que, frustradas, abandonan sus rutinas, al no alcanzar un beneficio inmediato en el tiempo que anticipaban. Sin embargo, a pesar de que los resultados no se vean externalizados al momento, Santiago aseguró que, internamente, toda persona puede notar cambios en su cuerpo manifestados en áreas como la fuerza, la agilidad, la respiración, el sueño y la oxigenación, entre otras.

Por otro lado, el ejercicio regular puede tener un impacto profundamente positivo en la depresión, la ansiedad y el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (ADHD, en inglés). También alivia el estrés, mejora la memoria, aumenta la calidad del sueño y mejora el estado de ánimo. Además, conforme a un estudio publicado en la revista de la Asociación Médica de Estados Unidos, JAMA Psychiatry, en 2019, el ejercicio puede tratar la depresión leve a moderada con la misma eficacia que los fármacos antidepresivos, evitando los efectos secundarios asociados a estos. Más aún, un estudio de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard, mostró que correr 15 minutos al día o caminar una hora diaria reduce el riesgo de depresión mayor en un 26 %. Estos resultados se vieron reflejados en personas de todas las edades.

Por último, el ejercicio puede generar sentimientos de calma, dada la liberación de hormonas y neurotransmisores, entre los cuales se hallan las endorfinas, proteína a cargo de producir el sentimiento de felicidad.

A la luz de todos los beneficios expuestos, Santiago aseveró que procurar el bienestar individual es algo que debemos intentar hacer todos los días. “Todas somos personas envejecientes y eso no lo cambia nada; ni procedimientos estéticos ni fórmulas secretas… sobre lo único que tenemos control es sobre la manera en que decidimos envejecer. Si sabes que quieres hacer X cambio en tu vida y no lo haces, el año que viene estarás en la misma posición, pero, si empiezas a cambiar algo y hacer las cosas diferente, no vas a ser la misma persona que eres ahora”, puntualizó el entrenador físico.

Finalmente, Santiago recordó que, a pesar de que el ejercicio cardiovascular tiene importantes beneficios para la salud, insistió que, a su vez, se debe incorporar una rutina de fuerza la cual puede abordarse mediante el levantamiento de pesas o por vía de otras técnicas que cumplan el mismo propósito. Esto, abundó, debido a que uno de los efectos principales de la vejez es la pérdida de masa muscular que, desatendida, resultará en problemas para desempeñar tareas propias de la cotidianidad.

“Hacer deporte y correr es bueno, pero sentarse y pararse de una silla no es un ejercicio cardiovascular. Cargar paquetes de compra, empujar un carrito de compra, subir unas escaleras son ejemplos de acciones que requieren fuerza”, afirmó. Sin lugar a dudas, el ejercicio contribuye a la longevidad y a la calidad de vida que toda persona espera para sí misma, y aunque son cuantiosos los ejemplos de quienes fallan en mantenerse motivados, Santiago recomendó que “hay que darle la oportunidad [al ejercicio], pero, más que nada, hay que ser consistente y ser paciente… los resultados van a llegar, aunque tomen tiempo” , finalizó.

La autora es periodista colaboradora de Puerto Rico Saludable.