La esquizofrenia es un trastorno cerebral grave bastante común en Puerto Rico que requiere de mucha atención y que enfrenta grandes estigmas sociales. Por estas razones, es importante aprender a reconocer las señales para atender la enfermedad de manera efectiva.

Según datos provistos por la Unidad de Estadísticas de la Administración de Servicios de Salud Mental y Contra la Adicción (ASSMCA), la esquizofrenia es la condición más prevalente en los pacientes que atienden en sus centros de servicios y tratamiento. Tan solo en el período de enero 2020 a septiembre 2021, la agencia brindó servicios a unas 4,056 personas por un trastorno de salud mental, siendo la esquizofrenia el más prevalente (24.6 % hombres y 14.6 % mujeres).

La enfermedad se define como un trastorno mental grave en el cual las personas interpretan la realidad de manera anormal, por lo que puede provocar una combinación de alucinaciones, delirios y trastornos graves en el pensamiento y el comportamiento, afectando el funcionamiento diario y con la posibilidad de ser incapacitante.

“Esta condición puede ser muy heterogénea, o sea, no necesariamente todas las personas van a presentar los mismos síntomas de la misma manera”, expresó Beatriz Ortiz Lebrón, psiquiatra y coordinadora del Programa Primer Episodio Psicótico (PROCCER), de ASSMCA.

La doctora estableció que los delirios, las alucinaciones y la conducta motora anormal o conducta desorganizada son los síntomas principales de este trastorno, pero cada uno tiene diferentes tipos de manifestaciones.

“Los delirios son creencias fijas que tienen las personas, a pesar de que no pueden ofrecer evidencia de que lo que se está creyendo es real. Hay una gama de delirios que pudieran experimentarse. Estos son: los delirios persecutorios, de referencia, de grandiosidad, los erotománicos, nihilísticos, somáticos, y también están los celotípicos”, especificó Ortiz, quien también es coordinadora del Programa de Tratamiento Asistido en la Comunidad (TAC).

En el caso de las alucinaciones, Ortiz explicó que se refieren a experiencias perceptivas que ocurren sin que existan estímulos externos.

“Son percepciones que la gente experimenta como vividas o que tienen el impacto de una percepción normal. Las alucinaciones van atadas ‘a lo sensorial’, esto porque existen alucinaciones que pueden ser visuales, auditivas (que son las más comunes), las gustativas, las olfativas y las táctiles”, enumeró.

En cuanto a los síntomas de conducta motora anormal o conducta motora desorganizada, la coordinadora de ASSMCA estableció que se dan cuando la persona presenta “desde un comportamiento totalmente infantil, que no va acorde con la etapa de desarrollo de la persona, hasta una agitación motora que no se puede predecir como movimientos extraños o dificultad para llevar a cabo actividades con propósito. Por ejemplo, movimientos estereotipados, lo que le llaman el movimiento de la mecedora (hacia el frente y hacia atrás), entre otros”.

Sin embargo, la psiquiatra dijo que el diagnóstico depende de la cantidad de síntomas que la persona experimenta y del tiempo [en que esta persona] manifiesta esos síntomas.

El diagnóstico, típicamente se hace desde la adolescencia, de la edad de 16 años hasta los 30 años, aunque en las féminas pudieran haber manifestaciones en una etapa de vida más adulta.

“La persona debe experimentar, al menos, uno de los síntomas relacionado a alucinaciones, delirios o habla desorganizada. Puede presentar más de uno, como puede presentar otros como son los síntomas negativos. Debe haber dos o más síntomas por al menos un mes y estos signos deben persistir por al menos seis meses”, dijo Ortiz, quien añadió que, de los mayores peligros para estos pacientes, en términos de los síntomas, está el “que la persona pudiera no alimentarse adecuadamente y aislarse. En ocasiones, esto se confunde con depresión”.

Impacto en el paciente

El paciente puede ver afectado su funcionamiento a nivel cognitivo y eso, según la psiquiatra, tiene que ver con las funciones ejecutivas como la atención, la memoria, la planificación, el procesamiento de información y el llevar a cabo tareas de múltiples pasos con un propósito.

“Vamos viendo cómo se va comprometiendo el funcionamiento de esas funciones ejecutivas. Se afecta cómo procesan la información y su proceso de toma de decisiones”, explicó.

A pesar de esto, es importante mencionar que no todos los pacientes de esquizofrenia terminan perdiendo sus capacidades para funcionar de manera “normal”, o como eran antes del evento.

“Posterior a la fase residual, el funcionamiento de la persona puede volver al funcionamiento normal o típico de antes de que esos síntomas comenzaran. Pero, mientras más tiempo esté experimentando y mientras más recurrencias tenga en esas fases activas, su funcionamiento se va a ir viendo afectado”, informó la doctora.

Este impacto en la vida del paciente y de su entorno familiar puede ser mayor, debido a la proliferación del estigma que se tiene del diagnóstico de un trastorno mental, especialmente la esquizofrenia.

“Uno de los mitos más comunes es que una persona con esquizofrenia es agresiva y eso no necesariamente es real. El Manual Diagnóstico y Estadístico establece que estas personas tienden a ser más vulnerables a que se aprovechen de ellos o a convertirse en víctimas de otras personas. No estoy diciendo que no sean agresivos. Ciertamente, no se descarta que pueda ocurrir, pero no es lo que frecuentemente pasa”, aclaró la especialista en salud mental.

Ante un diagnóstico de esquizofrenia, es necesario no tan solo trabajar con el paciente, sino también con quienes están cerca.

“[Es necesario] entender los síntomas, porqué ocurren, que [la familia o personas cercanas] desarrollen destrezas para poder bregar con estas situaciones porque la desinformación, en ocasiones, provoca un mal manejo y ese mal manejo puede provocar una mala reacción. La literatura científica se dirige a que estas personas tienen una mejor prognosis cuando tienen el apoyo de personas significativas”, sostuvo.

La doctora Ortiz sostuvo que, según la literatura científica, para tener mayor éxito con personas diagnosticadas con estos trastornos, es importante combinar el tratamiento farmacológico con el biopsicosocial.

“Están el tratamiento farmacológico, el tratamiento para bregar con situaciones sociales y familiares, así como también los aspectos mentales y psicológicos que inciden en la enfermedad”, dijo la especialista.

Además, recomendó el Programa de Recuperación de ASSMCA, el cual trabaja con personas mayores de 18 años que tienen un diagnóstico de esquizofrenia u otros diagnósticos de trastornos psicóticos. Puedes obtener más información, llamando al 787-833-0663 (extensión 253).

Además, ASSMCA cuenta con el Programa de Primer Episodio Psicótico, mediante el cual se atiende a jóvenes desde los 16 años hasta adultos de 35 años. En la zona de San Juan, puedes llamar al 787-600-3115 o escribir a porti.rcm@upr.edu; y en las áreas oeste y noroeste al 787-833-0663 (extensiones: 238, 248, 259) o escribir a bortiz@assmca.pr.gov.

Ortiz también exhortó a cualquier persona que presente problemas en su estado de ánimo o alguna crisis emocional, y que necesite consejería y asistencia de profesionales, que se comunique con la Línea PAS, llamando al 1-800-981-0023, las 24 horas, los siete días.