Cuando una persona sufre de esquizofrenia —dependiendo de su estado— pierde su independencia y sus funciones diarias se afectan, razones que hacen necesaria la ayuda de un cuidador es esencial. Es así como el rol de la persona que cuida al paciente resulta fundamental en el proceso degenerativo, donde el paciente va perdiendo sus capacidades mentales.

Según el psiquiatra William Almodóvar Sánchez, lo primero que debe hacer el cuidador es educarse acerca de la esquizofrenia, una condición mental grave que afecta la forma en la que la persona piensa y se comporta.

“Las personas aparentan perder el contacto con la realidad. No solamente tienen pensamientos diferentes, sino que [también] se afectan las actividades cotidianas como trabajar, las relaciones personales y su independencia. El cuidador debe, primeramente, educarse para saber qué es la condición y entender que esa es la realidad del paciente; que cuando la persona dice que está escuchando algo o que alguien le va a hacer daño, esa es su realidad y eso no va a cambiar”, explicó el doctor.

Este trastorno es una condición mental crónica que, habitualmente, puede aparecer en la adultez temprana, a partir de los 16 a los 30 años. “A esa edad de la adolescencia tardía y adultez temprana suelen comenzar los síntomas leves”, especificó el psiquiatra. En esa etapa temprana de la vida, los padres o familiares juegan un papel vital, ya que pueden tomar en consideración si su familiar presenta algunos síntomas psicóticos y buscar ayuda lo antes posible.

“Generalmente, estos pacientes presentan síntomas psicóticos como alucinaciones a través de cualquiera de sus cinco sentidos (audición, tacto, olfato, visión o gusto). Pueden escuchar voces que no existen, ver cosas que otros no ven [o] tener ideas delirantes que son fijas y que no se van. Esto quiere decir que, a pesar de todo lo que se le pueda demostrar que está en contra de esa creencia, la persona sigue pensando lo mismo, por ejemplo: que la televisión le habla, que la persona en la radio le está hablando y puede conocer sus pensamientos. También pueden tener ideas de persecución y, aun sabiendo que no es cierto, siempre van a dudar”, describió.

“Estos pacientes pueden presentar trastornos de pensamientos, formas de pensar inusuales, inventar palabras y temas. En casos menos comunes, pueden tener trastornos de movimientos o repetir ciertos movimientos una y otra vez sin ninguna razón”, detalló el especialista.

Otros de los síntomas más comunes que los familiares y allegados deben tomar en cuenta es que la esquizofrenia puede presentar pérdida de la motivación, aislamiento, la persona deja de salir y de tener amistades, solamente se mantiene cercana al núcleo familiar, y aun así, comienza a aislarse.

“Como deja de trabajar, de salir y de compartir, esto se puede confundir con la depresión, aunque son cosas diferentes. También puede tener problemas de concentración, de atención y para recordar cosas nuevas. Hay unos criterios y los pacientes deben tener ciertos números de estos síntomas por un tiempo; unos por más de un mes y otros por más de seis meses, para diagnosticar con certeza”, expresó el psiquiatra.

El cuidador debe tener en cuenta si su familiar o persona cercana presenta esta sintomatología para ayudarle a buscar ayuda médica lo antes posible porque es importante darle un tratamiento “agresivo” en ese primer episodio psicótico. “Se tratan los síntomas, pero la esquizofrenia no tiene cura. Hoy en día, se trata de que, cuando ocurre ese primer episodio, esa primera crisis, hay que ser bien agresivo para tratar de evitar que los síntomas recrudezcan en el progreso de la enfermedad. El tratamiento principal es la farmacoterapia y se usan medicamentos que, usualmente, son antipsicóticos, que vienen en pastillas, en líquido e inyectables”, describió el doctor.

Las personas encargadas del cuidado de estos pacientes deben estar vigilantes a que se mantengan en el tratamiento establecido para mantener la condición controlada. En el caso de aquellos pacientes que no quieren recibir sus medicamentos, pues argumentan que se encuentran “bien”, es necesario que el cuidador opte por los tratamientos inyectables.

“Los inyectables se dan cada dos semanas, un mes o tres meses para mejorar el cumplimiento con el tratamiento que es una de las cosas más importantes”, dijo el doctor. Además de los fármacos, los pacientes requieren intervenciones psicosociales donde se trata de llevarlos “a mejorar las interacciones con otras personas, a tratar de que, si están trabajando, continúen sus empleos y que se involucren en sus actividades”, indicó el psiquiatra.

Es importante que el cuidador busque apoyo para manejar esta enfermedad con la asistencia de un equipo médico, y que comprenda que es degenerativa, o sea, que no va a mejorar. “Se trabaja en equipo entre psicólogos, trabajadores sociales y psiquiatra, una atención coordinada para que el paciente vaya a su tratamiento y que pueda adquirir sus medicamentos. El paciente no va a querer ir, por lo general, es el familiar o su cuidador, quienes tienen que reclutarse en el tratamiento del paciente. Eso se conoce como tratamiento comunitario asertivo, donde se tratan de disminuir las hospitalizaciones”, dijo.

“En cada crisis, el paciente tiene un deterioro, es algo crónico. El paciente se recupera, pero no necesariamente va a recuperar el 100 % de la funcionalidad que tenía anteriormente. Es una enfermedad degenerativa, a medida que el tiempo va pasando, el paciente pierde la capacidad”, señaló el especialista y recalcó que, en muchos casos, “estos pacientes acaban deambulando, se aíslan de sus familiares, los que trabajaban dejan de trabajar y dejan de ser funcionales”.

Precisamente, ese es uno de los retos principales del cuidador, ya que el paciente termina en total dependencia y otra de las dificultades es el manejo del comportamiento de esa persona que, en ocasiones, puede tornarse agresiva y ser victimaria, pero también puede ser víctima de ataques.

“El problema con la agresividad es que el paciente está a mayor riesgo de ser agredido que de agredir a otra persona. El paciente puede pensar que alguien le quiere hacer daño, se pone a discutir en la calle con alguien y acaba [siendo] agredido. El paciente desorganizado, no sigue instrucciones y lo agreden. Eso es lo que, comúnmente, ocurre. Aun así, sí hay pacientes que, bajo un pensamiento psicótico, sin un tratamiento, podrían tornarse agresivos, pero es lo menos que ocurre. Lo más común es que ellos sean los agredidos”, afirmó el psiquiatra.

Ante tantos retos y la realidad de contar con un familiar, amigo, o conocido con esquizofrenia y tener que asumir el papel del cuidador, es imprescindible que la persona piense primero en su cuidado, para luego poder cuidar al otro.

“Si el cuidador entiende que necesita ayuda, también debe buscarla porque la esquizofrenia es crónica y el paciente va a requerir cuidado. Va a haber una carga grande en el cuidador y, si el cuidador no se cuida, estará ansioso, tenso y puede tener otros trastornos emocionales”, acotó el especialista, quien labora en el Hospital Panamericano y tiene su práctica privada en Ponce.

La autora es periodista colaboradora de Puerto Rico Saludable.