Si bien los eventos cardiovasculares se manifiestan dentro de un mismo cuadro sintomático, los factores de riesgo que pueden colocar a ciertas personas entre las más vulnerables a estos eventos varían por sexo.

Esto porque, según la doctora en cardiología Norma Devarie Díaz, el corazón de las mujeres “tiene arterias más pequeñas; tenemos vasos coronarios más pequeños lo que, a veces, lleva a enfermedades microvasculares que no se ven reflejadas en un cateterismo igual que en el corazón de un varón”, describió.

Asimismo, existe una serie de factores que complican un cuadro clínico en las mujeres entre los cuales se hallan la diabetes, la preeclampsia durante el embarazo, la menopausia y el estrés emocional.

En el caso de la menopausia, la médica añadió que, “cuando se acaba [la menstruación], aumentan los riesgos cardiovasculares por las hormonas que [ya no] te protegen”.

Igualmente, el estrés emocional puede desempeñar un papel importante en el desencadenamiento de los síntomas del ataque cardíaco en las mujeres. Esto lo ha presenciado Devarie Díaz en algunas pacientes que, luego de sufrir un evento emocionalmente difícil y cargado, o episodios de extrema tristeza, han desarrollado “cambios electrocardiográficos”.

Cuando les hacemos un ecocardiograma, experimentan cambios en el movimiento de la pared del corazón, lo que es sugestivo de un infarto y de una función cardíaca disminuida”, aseveró, reconociendo que, a su vez, estos efectos se pueden atender por vía de tratamientos que ayudan a recuperar la función del corazón.

Teniendo en cuenta que las enfermedades coronarias están ligadas a los efectos inflamatorios de las arterias del corazón, la doctora recordó que otras condiciones relacionadas como la artritis, el lupus o la psoriasis, aumentan los riesgos de desarrollar una enfermedad cardiovascular.

Además, debido a que los infartos ocurren, principalmente, de madrugada por los altos niveles de cortisol que el cuerpo produce durante el reposo, urge una práctica comprensiva de manejo de estrés y medición de hormonas y proteínas en el cuerpo.

Sin embargo, los síntomas de un evento de esta naturaleza tienden a manifestarse similarmente entre hombres y mujeres. “En las salas de emergencias, cuando las personas llegan con este cuadro clínico [los síntomas] son los mismos: dolor de pecho, el cual sigue siendo el síntoma principal; mareo y dificultades respiratorias, pero puede haber síntomas menos sugestivos u obvios como debilidad, dolor de estómago, de espalda, dolor abdominal y náuseas, y estos son más comunes entre mujeres”, acertó la doctora. Por ello, hay que permanecer alertas a estos síntomas, que puedan entrelazarse con otros padecimientos como la diabetes y la hipertensión.

Por último, la doctora Devarie Díaz insistió en que hay que emprender hábitos que ayuden a reducir los riesgos y aminoren la posibilidad de experimentar eventos de esta índole tales como hacerse laboratorios, monitorearse el colesterol, tomarse la presión, verificarse los niveles de azúcar periódicamente y mantenerse alertas a posibles factores hereditarios, y el historial familiar que pueda complicar este panorama.

“Todo esto tiene un rol en tu salud cardiovascular: si fumas o no fumas y si tienes actividad física o no son aspectos que tenemos que tener presentes y modificar cuantas veces sea necesario para que una persona saludable no sufra un evento cardíaco antes de tiempo”, expresó la cardióloga en alusión a las alzas de incidencias de condiciones cardiovasculares entre personas jóvenes, pues, siendo un evento mayormente “prevenible”, los infartos continúan siendo la “principal causa de muerte en el mundo”, subrayó Devarie Díaz.

La autora es periodista colaboradora de Puerto Rico Saludable.