Las personas que viven con una enfermedad crónica suelen aislarse, de manera voluntaria o involuntaria, porque su estado de salud no les permite moverse o desempeñarse como solían hacer en su vida cotidiana.

Este aislamiento físico y social, que se recrudeció con la llegada del COVID-19 hace más de un año en Puerto Rico, podría ser perjudicial para la salud mental y, por consiguiente, dificultar que las personas sobrelleven las afecciones de su condición crónica, alertó la sicóloga clínica del Centro de Cáncer del Hospital Auxilio Mutuo, Lorelei M. Sandoval Catarineu.

La página de MedlinePlus, producida por la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, adscrita a los Institutos Nacionales de la Salud (NIH, en inglés) define la enfermedad crónica como un problema de salud a largo plazo que, en algunos casos, tiene cura y, en otros, no.

Algunos de estos padecimientos conllevan un tratamiento prolongado y otros enfrentan a las personas con el tema de la muerte. El alzhéimer, la artritis, el asma, el cáncer, la diabetes, la epilepsia, las enfermedades del corazón, la enfermedad de Crohn, la esclerosis múltiple, los trastornos del humor (bipolar, ciclotímico y depresión), el mal del Parkinson y otros caen bajo esta categoría.

Identifica tu apoyo

“Para estas personas, es un reto adaptarse a las limitaciones nuevas por la enfermedad, y esto podría causar desánimo, tristeza y depresión porque antes hacías unas cosas y, ahora, no. Es devastador. Es una pérdida y hay que trabajarlo como una pérdida porque, ciertamente, crea disturbio e irritabilidad porque muchas de estas enfermedades pudieran ser progresivas. Hay que adaptarse, para tener salud mental”, expresó la doctora.

La especialista destacó que la persona con una enfermedad crónica debe buscar ayuda con una red de profesiones de la salud mental en el momento que sienta que, cuando se mira al espejo, el reflejo es el de una persona extraña. Es decir, “no me siento como yo era”. También, cuando identifique no está disfrutando actividades cotidianas como hablar con la gente.

“Cuando te sientes mal físicamente, tu ánimo no va cambiar el dolor o el malestar, pero estar animado, ayuda a que esos malestares sean menos intensos”, dijo la sicóloga.

Sandoval Catarineu indicó que, mientras más aislada esté la persona, más probabilidades tiene de que su salud mental se afecte, al punto de que pueda deprimirse, o sentir ansiedad severa o estrés significativo.

Por tanto, entre las recomendaciones para lidiar con esta situación de enfermedad crónica, la profesional resaltó la importancia de contar con una red de apoyo de familiares, amigos y médicos de distintas especialidades tanto para el bienestar físico como para el emocional. Sobre el grupo médico, indicó que el contexto de la pandemia no debe ser un obstáculo, porque muchos especialistas están atendiendo por videollamadas para darles seguimiento a sus pacientes.

“Cuando hablamos de una red de apoyo, no necesariamente es que te acompañen todo el tiempo. Puede ser la vecina que te trae la sopa, la persona que se ocupa de que estés comiendo bien, miembros de la iglesia o gente que te ayude en el aspecto espiritual, familiares y amigos que te quieran y que quieras”, especificó.

La doctora en psicolofía clínica aconsejó que, en la medida en que la persona se sienta cómoda, hable de su enfermedad. La conversación con allegados logrará que el peso que está cargando sea más liviano, aseguró la profesional de la salud.

Aprovecha la tecnología

“La tecnología es una bendición para quienes estaban acostumbrados a la socialización. Somos redes sociales y nos necesitamos. Por lo menos, una vez por semana, recomiendo que hablen con sus allegados por teléfono o videollamada. Esa interacción es importante. También, unirse a grupos de apoyo en línea, por el tema de la pandemia. Una de las características y detonantes de la depresión es que ‘estoy solo en el mundo con este diagnóstico.’ No hay nada como hablar con alguien que pasó por una situación similar. Que me diga cómo ha trabajado con los efectos secundarios; [que] me comparta información. Ese apoyo emocional es esencial”, puntualizó, al señalar que estas conversaciones no pueden traducirse en autodiagnósticos o en creer en todo sin verificar de dónde proviene la información.

Comentó que, dependiendo de los avances de la enfermedad, se considere, también, la integración de alguien que le cuide con frecuencia o limpie la casa.

La sicóloga sugirió, además, integrar un pasatiempo que ayude a sentirse bien, que puede ser, desde tomar una clase de pintura o de barro en línea o presencial, en la que podría conocer a otras personas, hasta escuchar música que inspire y de tranquilidad. “Algo que me ocupe tiempo y me entretenga dentro de mis limitaciones físicas”, dijo.

Si la persona puede moverse sin dificultad, recomendó adoptar una mascota para que se sienta acompañada y con una responsabilidad ante las tareas que tuvo que soltar por la enfermedad.