Ann La Place tiene grabada en su mente la pasarela que realizó en noviembre de 2011 para el diseñador Harry Robles. Tan pronto regresó al backstage comenzó a  llorar.  Pensó que sería su última vez, que llegaba el final de la carrera que ha realizado con éxito durante 18 años. Nadie lo sabía, pero tenía tres meses de embarazo de su primer hijo.

Hoy día, pasados tres años y medio, Ann reconoce que en aquel momento no terminaba su trayectoria como modelo, pero sí comenzaba la maternidad que tanto disfruta. “Siempre quise tener una familia. Era mi sueño”, explica Ann, madre de Lucas Emmanuel, de tres años; de Diego Nicolás, de cinco meses; y esposa de Roberto Varela.

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“Mi primer embarazo no estaba planificado, pero tampoco lo estábamos evitando. Cuando llegó la confirmación fue una sorpresa bastante grande. El embarazo de Diego fue superplanificado y el primer intento nos quedó bien”, explica.

Ann no sabe lo que es una mala barriga. Si fuese por lo llevadero de sus embarazos, dice que podría tener hasta ocho hijos. Sin embargo, está segura de que no quiere más ninguno, ni siquiera intentar si llega una niña.

“Al principio, cuando te enteras que vas a ser mamá, te entra miedo pensando en qué pasará, cómo cambiará mi vida, si podrá uno manejar tantas cosas. Ahí es que uno se da cuenta de cómo están las cosas. Ahí uno entiende la preocupación de tu mamá cuando salías y llegabas de madrugada”, agrega.

Lo importante para Ann era alimentarse bien y ejercitarse mientras pudiera. Cinco días antes de nacer Lucas, ella estaba en el gimnasio. Previo al parto de Diego, corrió hasta los seis meses de embarazo e hizo spinning hasta los ocho meses.

“Nada en este proceso es fácil. Uno apenas duerme. Tuve dos partos naturales que fueron dolorosos. Es un impacto fuerte para todo el cuerpo, como si fuese una cirugía mayor. Si lactas, el niño dependerá de tu cuerpo, así que tienes que reponerte en poco tiempo para cuidar a esa otra personita”, relata.

Muchos  le preguntan a Ann cómo logró recuperar su figura. La clave, según ella, es cuidarse desde antes de quedar embarzada. “A fin de cuentas, no puedes olvidarte que luego de tener a tu hijo sigues siendo tú. No puedes ponerte a comer desmedidamente y luego esperar que las libras se vayan como por acto de magia. Hay que hacer ejercicio desde antes, aunque sea caminar”, aconseja.

La también empresaria y dueña de Element Model & Talent Management no se atribuye todo el crédito en eso de una maternidad exitosa. Su mamá y su esposo son los mejores aliados.

“Mami es mi salvación. Me hace sentir tranquila que ella cuida a Diego. Ella va conmigo a todas las citas médicas de los nenes. Ella ha sido bien importante en todo momento”, reconoce.

Por otro lado, su esposo Roberto ayuda en las tareas relacionadas. En la madrugada, después de Ann lactar a Diego, él le saca los gases y lo duerme.

“Es bien especial esto de ser mamá, saber que pudiste hacer a esa personita, no solo en el aspecto físico, e impactarla positivamente. Quiero que mis hijos, ante todo, sean felices, que sean hombres de bien, que sepan valorar a sus parejas y que sean buenos hermanos. Hoy día algunas personas tienen hijos y no reconocen la responsabilidad tan grande que tienen. Es bien gratificante, pero es tremenda responsabilidad”, expone.

Ann ha continuado su carrera como modelo. Incluso hizo fotos profesionales durante su primer embarazo. Sin embargo se plantea que ahora si está cerca el final. Visualiza que en los próximos desfiles de la temporada primavera-verano, que modelará trajes de baño, se despedirá en forma definitiva.

“Le tengo mucho respeto a las pasarelas. Me voy a preparar físicamente lo mejor que pueda porque me gusta tener el cuerpo bien tonificado. Y será mi despedida. Tengo 35 años y dos hijos. Hay una cepa de jovencitas nuevas y puedo ser su mamá”, comenta con una sonrisa.