El año que viene probablemente usted  no podrá llegar a la playa con su neverita de foam en hombros repleta de refrigerios a celebrar la Noche de San Juan, si la Legislatura le da paso a un proyecto de ley que busca prohibir su uso en  ciertas áreas públicas. 

Ayer, las costas de la zona metropolitana amanecieron repletas de basura y entre los artículos más recuperados por las autoridades y grupos  voluntarios estaban las neveras portátiles de  poliestireno o foam.

Los bañistas también  dejaron a su paso vasos plásticos, latas de aluminio y botellas de cristal, sin contar otros desperdicios que irresponsablemente dejaron tirados en la arena de las playas.

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El representante popular Ángel Matos García sometió un proyecto de ley el lunes pasado a los fines de prohibir el uso de estas neveras desechables en las playas y otros cuerpos de agua del País.

“Debido a la noción de que estas neveras portátiles son desechables, la práctica se ha convertido en que muchas personas irresponsablemente dejan estas neveras en las playas y cuerpos de agua de Puerto Rico luego de haberlas utilizado”, detalló Matos García. 

Según la exposición de motivos de la pieza legislativa, estas neveras, además de crear un problema de basura, redunda en un daño a la vida marina. 

“Una vez el poliestireno llega al mar, por su densidad, sale a flote y los peces y animales lo confunden con comida. Al ingerirlo... tras varias semanas mueren por inanición”, expuso el legislador.

“Son un peligro potencial para el medio ambiente, ya que su proceso de degradación aparentemente tarda demasiados años, lo que dificulta que se reciclen”, dijo, por su parte, la titular de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA), Carmen Guerrero. 

 Estas neveras resultan en una opción económica para todo aquel que le surge una visita  a la playa o al río no planificada. Sin embargo, resultan frágiles y su uso se limita a una ocasión.

“Este material no es compatible con el medio ambiente por el daño que provoca. Ya es hora de que el pueblo tome conciencia de la responsabilidad compartida entre la ciudadanía y el Gobierno en proteger el ambiente y mantener las playas y cuerpos de agua limpios”, sostuvo por escrito Matos García. 

De aprobarse, el proyecto contempla multas de $100 a quienes lleven los contenedores a las playas, ríos, embalses, bahías y lagunas, y por $250 a quienes los dejen abandonados por descuido o intencionalmente.

El dinero recaudado se destinaría a la Junta Interagencial para el Manejo de las Playas. 

Además, le exige a los dueños de comercios que vendan ese tipo de neveras colocar un rótulo o aviso en un lugar visible sobre la prohibición. De estos no hacerlo, también se exponen a multas.