Los acreedores de la compañía eléctrica de Puerto Rico, asfixiada por una deuda de $9,000 millones, concedieron hoy 30 días más a la empresa pública para que presente de una vez un plan creíble de reestructuración y financiación que permita su supervivencia.

"En su constante esfuerzo por colaborar con la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE), los bonistas ofrecen prolongar por 30 días su acuerdo de indulgencia", que les impide acusarla de impago mientras ambas partes estén negociando, explicaron hoy en un comunicado.

Sin embargo, Lisa Donahue, la experta estadounidense contratada para sanear la AEE, no aclaró hoy durante su comparecencia ante el Legislativo de la isla si aceptaba ese nuevo plazo y se limitó a apuntar que ella podría presentar un borrador del reclamado plan el 1 de junio.

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Mañana vence oficialmente el plazo para que Donahue presente ese plan creíble para viabilidad de la compañía a cambio de que los bonistas no acusen a la AEE de impago de los $650 millones que se deben desde agosto pasado, lo que podría derivar en la designación de un síndico y su liquidación.

Ese pago ya se aplazó en agosto pasado hasta el 31 de marzo, pero luego se le concedieron a Donahue 15 días. Ahora, se ofrecen 30 días más.

El jueves además vence el plazo para que la AEE cumpla con los estándares de emisiones de mercurio y aires tóxicos reclamado por las autoridades federales, que podrían imponer multas millonarias. Donahue adelantó que únicamente cumplirán los requisitos 8 de las 14 centrales bajo escrutinio.

Este gigante de la administración puertorriqueña se encuentra en la situación de no poder declararse en bancarrota, porque no existe legislación local.

El Gobierno aprobó recientemente una ley para que las empresas públicas pudieran declararse en quiebra (lo que permitirá que el resto de las cuentas públicas de la isla no se vieran arrastradas), pero la Justicia estadounidense la declaró inconstitucional.

Donahue dijo hoy que necesita más tiempo para presentar un plan que incluye el refinamiento de un programa de inversión de capital, una estabilización tarifaria y una revisión de la estructura de la empresa.

Después de meses de negociaciones, los bonistas han presentado ellos mismos un plan, que financiarán con $2,000 millones y que, según ellos, incluye inversiones en nuevas infraestructuras (la mayoría de gas natural) capaces de ganar eficiencia, bajar precios, crear nuevos empleos y sacar a flote la empresa.

Sin embargo, Donahue apuntó hoy que esta propuesta tiene aspectos inaplicables y también irreales, porque da por hecho que el consumo va a aumentar, cuando lo previsible es que siga cayendo a causa de la crisis.

La AEE se enfrenta además a otro vencimiento de deuda de $400 millones el próximo 1 de julio, un pago que, según los analistas, no puede hacer, lo que le obligaría a declararse insolvente.

Durante su exposición en el Senado, Donahue explicó que "lo que una vez fue la joya de la corona" en la isla, hoy es una empresa enorme y con serios problemas, entre ellos la excesiva e ineficiente burocracia, sistemas informáticos y técnicos anticuados, constantes cambios en la dirección por motivos políticos y falta de inversiones a largo plazo.

La experta dijo que desde que asumió el cargo se ha centrado en aumentar la eficiencia, mejorar el servicio al cliente, centralizar los controles internos, agilizar la toma de decisiones y modernizar.

Recordó que en un año se han registrado decenas de accidentes laborales y tres muertes de empleados públicos, algo "inaceptable".

Según han publicado medios estadounidenses en los últimos días, el primero de ellos The New York Times, oficiales del Departamento del Tesoro de EE.UU. han visitado recientemente Puerto Rico, cuya ingente deuda, que ronda los $73,000 millones, está catalogada de "bonos basura" o "chatarra".

Su situación preocupa cada vez más a los bonistas estadounidenses, lo que ha hecho intervenir al Tesoro de EE.UU., que teme que la situación fiscal de este Estado Libre Asociado se debilite aún más y lastre el mercado estadounidense de la deuda municipal, donde los bonos puertorriqueños son muy populares ya que están libres de impuestos.