Al advertir sobre una eventual crisis de salud mental en el país ante la posible escasez de servicios psicológicos, el Departamento de Salud (DS) recomendó este miércoles que se revise la reválida que toman actualmente los aspirantes a psicólogos, y que se evalúen otras alternativas de examen que cumplan los criterios de “validez y confiabilidad”.

Ello, luego que, desde febrero del 2013 hasta el presente, solo un candidato a ejercer la psicología haya pasado la reválida que administra la Junta Examinadora de Psicólogos de Puerto Rico, pero que copia el modelo de la Association of State and Provincial Psychology Boards (ASPPB). En ese período, se aprobaron 206 solicitudes de examen, y 43 aspirantes tomaron la prueba.

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Anteriormente, el examen se elaboraba en Puerto Rico, pero en el 2012 se aprobó una enmienda a la ley que regula la práctica de la psicología para integrar la Junta con la ASPPB, y utilizar localmente la reválida creada por esa organización estadounidense.

“Reconocemos la importancia de garantizar los controles de calidad profesional en la provisión de servicios psicológicos, pero dichos controles no deben ser tan onerosos que imposibiliten que futuros profesionales puedan fungir en la profesión”, indicó Greduvel Durán, subsecretario del DS, en representación de la secretaria Ana Riús Armendáriz.

“Permitir esto incidiría negativamente en el futuro de la profesión de la psicología, toda vez que podría provocar una crisis por falta de profesionales que provean servicios a los pacientes de salud mental de nuestro país, afectando las opciones y oportunidades de los ciudadanos para recibir tratamiento y ayudas terapéuticas”, abundó durante una vista pública de la Comisión cameral de Salud, que preside la representante Lydia Méndez. 

Según Durán, debido al “grave deterioro” de la salud mental en la Isla, resulta indispensable promover el estudio de la psicología. Señaló que, si la comisión legislativa opta por promover cambios en el examen de reválida, se garantice a la Junta Examinadora de Psicólogos un período de transición para implementar los cambios, y se fomente un proceso participativo que incluya a la academia, a los psicólogos, a los integrantes del ente examinador y al DS.

A la vista pública, comparecieron también representantes de la Universidad Interamericana (UI), de la Universidad del Turabo (UT) y de la Pontificia Universidad Católica (PUC), quienes igualmente mostraron serias preocupaciones con los recientes resultados de la reválida, y reclamaron ajustes que permitan un mejor desempeño de los aspirantes a psicólogos. 

El Examen de Práctica Profesional en Psicología (EPPP, por sus siglas en inglés) fue traducido al español por un grupo de profesionales en el campo que incluyó representación puertorriqueña. 

Edward Fankhanel, director del Programa de Psicología de la UT, planteó que durante los últimos tres a cinco años en que se suministró la reválida local, el porcentaje de aprobación rondó entre 40% y 55%, mientras que el porcentaje de estudiantes egresados de instituciones en Puerto Rico, pero que tomaron la prueba en inglés, oscila entre 36% y 40%, lo que dista de los resultados del examen en español.

Fankhanel dijo a los miembros de la Comisión de Salud que es necesario examinar de cerca si el problema radica en el contenido del examen en su versión en español, si es un problema de traducción o si el desempeño deficiente obedece a otras consideraciones. 

El académico de la UT recomendó que se apruebe legislación que permita a la Junta expedir licencias provisionales a los aspirantes a psicólogos para que puedan ejercer bajo la supervisión de un psicólogo con licencia permanente. Esta normativa aplicaría a los estudiantes egresados a partir del 2013, cuando comenzó a ofrecerse la nueva reválida.

Fankhanel sugirió, además, que se mantenga el EPPP y su versión en español como alternativas de reválida, pero que se revise la traducción de la prueba. Asimismo, recomendó que se revise la ley que regula a los psicólogos por entender que no responde a la realidad actual.

Ilia Rosario, directora de la Escuela Gradada de Psicología de la PUC, destacó que la situación actual, entre otras cosas, ha desalentado a los estudiantes de programas graduados a continuar estudios en esa disciplina, y también ha provocado desinterés en la carrera.

“Las posturas a favor y en contra del S-EPPP (versión en español) han provocado una gran crisis en la profesión. La falta de consenso ha lacerado la disciplina de la psicología en el país. Esta falta de consenso ha impedido que se piense en el verdadero bienestar de la disciplina y de la población que necesita servicios de salud mental”, subrayó Rosario.

Por su parte, Jaime Santiago, director de la Escuela de Psicología de la UI, propuso a los legisladores que se desarrolle una reválida puertorriqueña que tome en consideración los aspectos culturales y prácticos de la profesión en Puerto Rico, pero que igualmente se mantenga como opción el examen que se ofrece actualmente. Esa prueba es la misma que se exige a los estados y otras jurisdicciones de Estados Unidos.

“Hay que evaluar si el contenido del examen S-EPPP y también el EPPP es adecuado a la psicología que se enseña en Puerto Rico… Necesitamos de un examen que cuente con la participación de los puertorriqueños y puertorriqueñas, no solo en un ejercicio de la traducción, sino en el diseño del contenido y la estructura”, puntualizó Santiago.