“Esta es la democracia en la que vivimos”.

Con esta escueta oración, la exrepresentante María Milagros “Tata” Charbonier Laureano resumió su sentir tras haber escuchado en 12 ocasiones que un jurado la encontró este viernes culpable de corrupción pública, tras cuatro horas de deliberación.

La también exsecretaria general del Partido Nuevo Progresista (PNP) se encontraba tranquila, tras conocer su convicción. Su esposo Orlando Montes Rivera, quien también resultó culpable de haber participado en un esquema ilegal del que se agenciaron de $105,800 entre julio de 2017 a febrero de 2020, se mostró ansioso y se le vio enojado por la presión de las preguntas que recibía de los periodistas a la salida del Tribunal federal de Distrito, en Hato Rey. No tuvo ninguna reacción.

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En general, la expresión principal de los ahora convictos la realizó uno de sus abogados de defensa, Francisco Rebollo, quien auguró que apelarán el caso una vez se dicte la sentencia el próximo 10 de abril.

“Todos los ciudadanos de esta Isla tenemos el derecho fundamental a ejercer su derecho a juicio por jurado y a requerirle al Gobierno, que cuando se le señala por un hecho en su contra, que se les pruebe si puede. Ese derecho es fundamental y no hay que justificárselo ni explicárselo a nadie. La licenciada lo ejerció con gallardía aquí, mis respetos y admiración por ella, y su familia, que no son como aquellos que claudican ante estas alegaciones infundadas. Nosotros, si ustedes vieron, presentamos una defensa ayer, que fue una defensa contundente. El jurado, a nuestro juicio, se equivocó; esa es su prerrogativa y lo respetamos, pero no estamos de acuerdo”, precisó el letrado.

Por su parte, el fiscal federal Seth Erbe, supervisor de la División de Corrupción Pública y Cuello Blanco, así como el jefe del Negociado Federal de Investigaciones (FBI, en inglés), Joseph González elogiaron el trabajo realizado a favor del pueblo para lograr estas convicciones.

No quisieron anticipar si próximamente radicarían más casos de corrupción pública similares al de Charbonier Laureano.

Erbe precisó que el mensaje llevado con esta convicción, “a todos los miembros de los oficiales de Puerto Rico y la gente de la Isla que nadie, nadie está encima de las leyes”.

Específicamente, Charbonier Laureano y a su esposo resultaron convictos de cargos de conspiración, robo, soborno y recibir comisiones ilegales relacionadas a un programa que recibe fondos federales, fraude electrónico y lavado de dinero, por ejecutar un esquema de corrupción en el que la exrepresentante infló el salario de su “secretaria-recepcionista” en la oficina legislativa, Frances Acevedo Ceballos, para que ella le pasara una comisión ilegal bisemanal de entre $1,000 a $1,500.

Además, a la exlegisladora se le acusó de un cargo de obstrucción a la justicia por haber borrado el contenido de su teléfono celular.

En total, contra Charbonier Laureano pesaban 12 cargos y contra su esposo unos 11 cargos. Resultaron convictos en todos.

Las sentencias a nivel federal se establecen por unas guías. Sin embargo, los topes por los delitos imputados van entre 10 a 20 años de prisión. La pena máxima de 20 años está vinculada al delito de lavado de dinero.

Cabe destacar que Acevedo Ceballos también figuraba en la acusación. Esta se declaró culpable el pasado 7 de noviembre de “soborno relacionado con programas que reciben fondos federales”. No figuró como testigo, aunque su nombre ha salido a relucir durante el juicio.

El cuarto acusado en este caso lo fue el hijo del matrimonio, Orlando Gabriel Montes Charbonier. Sin embargo, no figuró en el juicio, ya que se acogió a un programa de desvío, en el cual tendrá que aceptar un grado de responsabilidad y cumplir ciertos criterios que le impondrán. Al cabo de cumplidos, se le desestimarían los cargos.

Montes Charbonier se encontraba en la sala judicial de la jueza federal Silvia Carreño Coll cuando se leyó el dictamen, acompañado de varias féminas. De este grupo se escucharon unos sollozos cuando se expuso una y otra vez que el jurado había encontrado a la exrepresentante y a su esposo culpables por unanimidad.