El Departamento de Hacienda propuso hoy, sábado, crear una nueva definición y tasa de arbitrios para que las bebidas alcohólicas mezcladas, como sangrías y cocteles, paguen al fisco lo mismo sin importar qué tipo de licor tienen en su fórmula. 

En la actualidad, una bebida alcohólica mezclada puede tributar 97 centavos por galón, si su base es vino fortificado o vino de frutas, mientras que un producto similar confeccionado con ron, pagaría desde $1.32 por galón, trascendió durante la vista pública de la Comisión cameral de Hacienda y Presupuesto. 

“Ahí está la disparidad”, señaló el representante Rafael “Tatito” Hernández, quien preside la Comisión. 

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Este cuerpo examinó hoy a profundidad las implicaciones fiscales y competitivas que tendría el Proyecto del Senado 1303 sobre los fabricantes y distribuidores nativos de vinos, sangrías y otros refrigerios con alcohol.

“La recomendación de Hacienda es crear una categoría de cocteles y tributar de manera similar todas estas mezclas, ya sean hechas con vinos de frutas tropicales, vino subnormal o espíritus destilados”, resumió el subsecretario de Rentas Internas, Víctor Pizarro, quien compareció en representación de Hacienda. 

Con esta visión coincidió Hernández, en un aparte con este medio. Destacó que, según su análisis, la propuesta de Hacienda “simplifica el sistema, es más eficiente y aumenta los recaudos”. 

“La procedencia del alcohol para mí es irrelevante. Es alcohol. Es un ‘palo’. Si hay una mezcla, hay que ser lo más equitativo, siempre protegiendo los productos que son de manufactura local”, manifestó el representante.

“Incluso, las sangrías que vienen desde abajo podrían competir de tú a tú con las demás”, sugirió sobre la producción artesanal y de negocios emergentes.

Fuera los vinos

Para ello, puntualizó, es importante dejar fuera de ese nuevo renglón tributario al sector de vinos locales. 

“Nos están diciendo: ‘Déjame con mi tratamiento de vinos porque si no, se están llevando las fábricas (de vino) enredadas’”, prosiguió. 

En Puerto Rico, no se producen vinos estándar, sino que se importa mosto (concentrado de uva). A esa materia prima, los fabricantes le agregan espíritu destilado (por lo general, ron), para acelerar la fermentación, aumentar el contenido de alcohol y poder embotellar su producto con más rapidez, resumió el representante. Para efectos de Hacienda, el producto resultante se denomina “vino subnormal” o “subestandard”. 

Un aumento a la tributación del vino supondría un alza en el precio para las marcas Lambrusco, Ponte Vecchio. Hacienda Los Andes, Capriccio, Frutezia, El Cocinero, El Canario, El Pavo y Michelangelo, según la lista provista por la Asociación de Productores de Vino de Puerto Rico. 

Estas marcas tienen un sector del mercado que busca vinos más dulces y módicos, se detalló en la vista. Un aumento de precio los haría perder su atractivo entre los consumidores, ante la realidad de que el mercado está lleno de importados de mayor calidad y a precios competitivos, pronosticó Mildred Calderón, secretaria corporativa de la Asociación. 

Este grupo, integrado por Malgor & Co, Trigo Corp y Bodegas Españolas Argentinas Corp, fue el único de los deponentes que defendió la aprobación de la medida tal como la presentó el senador José Nadal Power. 

“Cientos de empleos e industrias emergentes nativas, como los productores de sangrías artesanales, necesitan esta medida para continuar existiendo y poder aspirar a expandirse”, alegó Calderón en su ponencia. 

Opuesto González Freyre

Sin embargo, José González Freyre, presidente de Panamerican Propierties, que manufactura los siete sabores de los cocteles Gasolina, consignó su total rechazo a la pieza legislativa a la que tildó de “cheque en blanco” para una industria altamente subsidiada. 

“Esta Comisión debe preguntarse cómo un vino fabricado en Florida por el Grupo de la Cruz, que contiene hasta 4 veces más alcohol que una cerveza hecha en Puerto Rico, paga 97 centavos por galón-medida, versus el arbitrio preferencial de la cerveza local, que paga $3.39 por galón-medida. El impuesto a la cerveza local es 350% más que el de este vino importado de Florida”, comparó.

Más aún, González Freyre señaló directamente a Alberto de la Cruz, presidente de Coca Cola Puerto Rico Bottlers, como un promotor de este proyecto. 

“La estrategia del grupo De la Cruz es crear mecanismos contributivos mediante legislación, que selectivamente generen ventaja a sus empresas y que le faciliten vender por debajo de los precios de la competencia y monopolizar el mercado”, expuso en la vista González Freyre, que ofreció como ejemplo la reciente quiebra de la fabricante de cerveza Buyé. 

“Cervecera del Sur fue victimizada por Grupo de la Cruz y del Grupo Valdés, que se pusieron de acuerdo para cerrar las dos fábricas de latas en Puerto Rico, para ellos monopolizar la fabricación y evitar que Cervecera del Sur y otros puedan operar en Puerto Rico con algún tipo de equidad”, denunció.

“El Gobierno debe reorientar los incentivos contributivos a sectores emergentes que si lo necesitan como la agricultura, las PyMEs, y las empresas tecnológicas de capital nativo, entre otras. Seguir beneficiando a un grupo reducido de empresas, solo servirá para perpetuar prácticas comerciales desleales y diluir los escasos recursos fiscales”, sugirió el empresario. 

Por su parte, Félix Serrallés, representante de la Destilería Serrallés, aportó una recomendación concreta para igualar la competitividad de los productores de cocteles, mercado en el que aún no entran debido a que el ron de Puerto Rico paga $15.20 galón-medida.

“Que un producto que sea vino pague como vino, un producto que sea cerveza, pague como cerveza, y un producto que sea coctel, pague como coctel”, recomendó, al tiempo que urgió a revisar con detenimiento las definiciones de Hacienda, para evitar que los productores busquen clasificarse bajo términos que tributen menos y a la vez compitan con productos que pagan más.

Además, sugirió que el arbitrio “se imponga por contenido alcohólico, como en todas partes del mundo, y no por contenido líquido como se establece actualmente en Puerto Rico”. 

Con este aspecto coincidió González Freyre al plantear: “¿Para qué voy a hacer un coctel al 7% de alcohol y otro que hasta al 20% de alcohol paga lo mismo?”.

La vista se celebró con el salón de audiencias lleno a capacidad con personal de las productoras locales de vino fortificado. De hecho, decenas de empleados uniformados tuvieron que observar los trabajos en uno de los monitores ubicados en el pasillo del sótano de la Cámara.