La madre de José (nombre ficticio para proteger su identidad) relató cómo su hijo bajó las notas y su actitud cambió tras dar a conocer que era víctima de un patrón de agresión sexual por parte de un vecino en el sector La Cuchilla, en Toa Alta.

En el segundo día de juicio contra Randy Charriez Rolón en el Tribunal Federal, la madre del presunto perjudicado -a quien no identificamos para proteger la identidad del menor- declaró que conoció a su entonces vecino un día que fue a saludarla y le dijo que cualquier necesidad, estaba a la orden.

A partir de ese momento, se dio una "buena" relación entre el hoy acusado y sus cinco hijos y "comenzamos una amistad y nos ayudábamos mutuamente". Destacó que él estaba autorizado para buscar a los menores a la escuela y a veces le hacía favores como ir a comprar artículos a la tienda.

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Mas la mujer de 34 años dijo que Charriez Rolón comenzó a hacerle regalos a sus hijos, los que muchas veces ella desconocía. Mencionó que le compró un iPod a una de sus hijas valorado en $230, y que ella se lo escondió porque él le dijo que si se lo enseñaba a su madre, se lo iba a romper o a devolver. También le dio a los niños juegos de vídeo de Play Station y les compró bicicletas, y los llevaba a comer y a comprar mantecado para irse ganando su confianza.

"Le reclamé a Randy que por qué les compraba cosas tan caras cuando él no trabajaba, me dijo que a mis hijos no era a los únicos que él les regalaba, que eso no era nada, que él los quería mucho. Le dije que no les regalara más, me dijo que estaba bien, pero seguía haciendo lo mismo, regalándoles cosas", narró la mujer que labora como empleada de mantenimiento.

Específicamente en el caso del perjudicado, dijo que Charriez Rolón "decía que lo quería mucho porque se parecía mucho a él, y hasta se pintó el pelo igual que mi hijo".

En cuanto a la compra de bicicletas, relató que primero compró la de la víctima y ella le dijo que "le compró la muerte" porque por donde vivía, los carros pasan rápidamente. Además, le indicó que no quería tener la bicicleta en la casa porque los demás niños iban a querer tener una. Fue entonces que Charriez Rolón compró bicicletas para los demás hermanos.

A preguntas de la fiscal Cristina Caraballo -quien representa a fiscalía federal junto con Marshal D. Morgan-, la madre señaló que Charriez Rolón un día le mencionó que sus dos hijos varones dormían incómodos en la misma cama, pero ella le manifestó que no podía "meterme en otra cuenta" y él le respondió que la ayudaría a pagarla. Ella insistió en que no podía pagarla en ese momento, y un día, él le pidió a su esposo que dejara la casa abierta. Cuando ella llegó de trabajar, la cama litera estaba montada y se había deshecho de la otra cama.

“Me molesté, le dije que no podía pagarla. Me dijo, ‘no te apures que yo te ayudo a pagarla’. Él pagó $60 de pronto, yo pagué $60 por varios meses. Dejé de pagarla cuando mi hijo confesó lo que le hacía Randy", mencionó la testigo sin ofrecer más detalles, excepto que el menor relató lo sucedido el 27 de febrero de 2014.

La mamá relató que notó que Charriez Rolón saludaba a José y le daba un beso, y este le decía que no lo tocara. Cuando le preguntó al menor si pasaba algo, le contestó que no. También notó que cuando estaba en tercer grado, tenía notas de B y C, pero ya en cuarto grado, sus notas fueron F.

"Cuando le pregunté por qué había bajado las notas, me dijo que no podía pensar", agregó.

Durante su turno de preguntas, el abogado del acusado, Miguel Rodríguez Robles, le cuestionó a la mujer si antes de este caso, la Policía o personal del Departamento de la Familia había ido a su hogar, pero la fiscal objetó y no se permitió la pregunta.

Este viernes testificó además la trabajadora social de la escuela donde estudia el menor, Marta Cruz, quien lo conoce desde que estaba en kinder. Indicó que en tercer grado tuvo "intervenciones más frecuentes" con José, hasta tres y cuatro veces en semana por "conflictos casi siempre a la hora de almuerzo, en el recreo".

"Tenía deseos de agredir a compañeros porque le pusieron sobrenombres, estaba susceptible y agresivo. Le decían ‘pato’ y ‘gay’, le mencionaban a la mamá y se burlaban de él por su peso. Bajó notablemente sus calificaciones. Su aprovechamiento escolar bajó considerablemente. Siempre presento déficit de atención, pero tenía B y C. Sus notas bajaron a D y F. En cuarto grado, era candidato a fracasar porque tenía F en dos materias regulares, lo que lo ubicaban en candidato a fracaso", recordó la trabajadora social, quien agregó que realizaron un plan de trabajo educativo, y el niño pasó a quinto grado.

Al momento, el menor completó el quinto grado con notas de C y D.

"Ahora se nota una mejoría notable", destacó Cruz, quien durante el contrainterrogatorio del abogado, reconoció que el niño nunca fue un estudiante de A.

Otra de las testigos que declaró hoy fue una de las agentes del caso, Rosa Robles, quien dijo que el 7 de marzo de 2014, entrevistó a Charriez Rolón luego de buscarlo en su lugar de trabajo como guardia de seguridad en un complejo de apartamentos en Dorado.

La agente de la Policía Municipal de San Juan adscrita a un "task force" de la Oficina de Seguridad Interna y Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE-HSI) detalló que el hoy acusado le dijo que la madre del menor le pagaba entre $5 y $8 por ir a buscar a los niños a la escuela, que a veces los llevaba de compras y que les compró bicicletas a los cinco menores.

Cuando se le preguntó sobre pornografía infantil, dijo que hacía búsquedas en Internet en su celular bajo las palabras de "jóvenes pornografía, sexo anal y pedofilia", y que la descargaba, la veía y la borraba. Le admitió a la agente que "le entró curiosidad hacía 20 años atrás" porque fue abusado de pequeño donde lo cuidaban, y que por eso buscaba imágenes de niños teniendo sexo anal.

No obstante, dijo en la entrevista que nunca le tomó fotos a ningún menor, ni a José.

Charriez Rolón, de 30 años, fue arrestado el 10 de marzo de 2014 y desde entonces, está sumariado al no concedérsele libertad bajo fianza.

El juicio por jurado ante siete mujeres y siete hombres -incluyendo dos suplentes- continúa este lunes en la sala de la jueza presidenta del Tribunal Federal en Puerto Rico, Aida M. Delgado Colón.

Según la acusación, el exguardia de seguridad estaba desempleado cuando la División de Delitos Sexuales de la Policía de Puerto Rico de Bayamón informó a agentes de la Oficina de Seguridad Interna del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE-HSI) sobre una querella contra el hoy acusado, quien era vecino del menor al que llevaba de la escuela a un parque cercano en Toa Alta y al estacionamiento de una piscina para agredirlo sexualmente bajo amenaza. Otras veces, el acusado abusó del menor en su casa y hasta llegó a grabarlo y a agredirlo sexualmente en presencia de amigos.

De ser encontrado culpable, se expone a una pena mínima de 15 años de cárcel porque la víctima es menor de 14 años.